MujeR contra MujeR

sábado, agosto 25, 2007

Al caer el sol


Decidió partir una noche de verano… la noche que pasó a ser la más fría de mi vida. Se fue sin prisas, sin reproches, sin rencores y sin despedidas (solía decir que las despedidas son muy tristes, por eso es mejor partir en silencio). Ella no haría la excepción esta vez, fue siempre igual; despedidas y regresos se sucedían en la calma de la noche, en el tiempo sin otra urgencia que marchar despacio y lentamente, ¡sin dejar huella!; aunque (claro está) nunca se volteaba a ver sus pasos, por eso jamás supo cuántas grietas se fueron marcando en ese rito de llegada y de partida.

Han pasado muchas lunas desde entonces…, a veces me imagino en otro tiempo y vuelvo por enésima vez a conjugar el pretérito amado y a perderme a hurtadillas en la querida frase ¿“y si” no se hubiera ido?, ¿si su adiós sin adiós siga siendo el mal sueño del que no logro despertar, la horrenda pesadilla que vuelve una y otra vez cuando por breves instantes cierro los ojos y la puedo ver caminar de espaldas a mí, alejándose hacia el sol? ¿Y si tan sólo fuera un invento mío, una fantasía, un espejismo?

Pero yo sé cuánto la he llorado y cuánto he dormido buscándola en mis sueños… sé cuántas veces he vuelto a amarla y a sentirla tan mía. Sé cuántos besos le he dado y cómo la he abrazado buscando refugio en sus cálidos pechos. Sé de todos mis intentos por hacer el viaje y alcanzarla. En la distancia ella está conmigo… y sonríe, canta y baila; hablamos, reímos y gozamos, lloramos y jugamos, peleamos y nos reconciliamos… y volvemos a juramos no separarnos nunca más… Aunque sepa bien que no puedo partir ahora, no puedo acompañarla.

Asido a mi mano camina el fruto que nuestro amor engendró… mirándose en mis ojos sonríe; en su delicados labios viven todos los besos que ella me regaló; en su rosada piel, la tibieza pura de cada amanecer. Sus ojitos de estrellas, alumbran mi existencia marchita y vuelvo a sonreír; sus manitas se abren como las rosas que ella cultivó y dejó en nuestro jardín…. Sí, ¡ya lo sé!, ella ha regresado otra vez, así como sabe hacerlo… sin prisas, sin ruidos, sin rencor.

Sé que si vuelve a partir no vendrá, pero yo la espero; y que si marcha, se queda... La miro en mí y la encuentro sonriéndome; soy yo quien vuelve a buscarla, soy yo quien ha regresado… al fin de cuentas he sido yo quien marchó de su lado; ella sigue allí… siempre tan fiel y tan callada, siempre tan tierna y dulce amante.



Cristal
July 2105/22.56

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